La Sunafil decidió incorporar la tecnología en su tarea fiscalizadora. Los sectores de comercio, construcción, manufactura y servicios son los llamados a estar más alerta.
La inteligencia artificial (IA) llegó al terreno de las inspecciones laborales en el Perú. Desde abril, Sunafil viene apelando a esta tecnología para reforzar sus fiscalizaciones. Hasta hoy, el uso de la herramienta y el cruce de información con otras entidades ha derivado en casi 2,000 incorporaciones a planilla y más de 600 formalizaciones adicionales, de acuerdo con cifras de la entidad. Y los sectores de comercio, construcción civil, servicios y manufactura son los que apuntan a ser seguidos más de cerca por el nuevo ojo del supervisor.
La estrategia actual de la entidad combina el uso de la IA con un enfoque que busca impulsar el cumplimiento voluntario. El sistema, cuyo fin es detectar señales de informalidad laboral, se alimenta del cruce de información con las bases de datos de la Sunat, el Osiptel, el Ministerio de la Producción, la SBS y el Osinergmin. “Hemos identificado patrones como niveles de consumo eléctrico que no coinciden con el tamaño de la planilla o la emisión repetida de recibos por honorarios a un sólo pagador”, explica el superintendente de la Sunafil, Michael Guevara. El propósito es reforzar que la selección de empresas a fiscalizar responda a evidencia y, así, reducir aun más la discrecionalidad del inspector en la toma de decisiones.
Como explica el socio de Rebaza, Alcázar & De Las Casas, Omar Díaz, este esquema permite acopiar información más rápido y afinar la fase previa a la inspección. Pero el mecanismo no está exento de riesgos para las empresas. Los sistemas empleados por Sunafil pueden detectar, por ejemplo, indicios de relaciones laborales con locadores de servicios cuando los pagos se realizan de manera uniforme durante varios años o no han trabajado con algún otro cliente. Casos como este pueden activar requerimientos directos por parte de la Sunafil sin un análisis preliminar adicional.
Así, el cruce de información desplegado desde abril ha dado lugar al envío de cartas inductivas a las empresas, a fin de que corrijan irregularidades para evitar el inicio de un proceso sancionador. “Las empresas han respondido con mayor rapidez a los requerimientos y han empezado a usar las cartas como una señal temprana para ajustar sus procesos internos”, cuenta el socio del estudio Payet, Rey, Cauvi, Pérez Abogados, Brian Ávalos.
Bajo este nuevo escenario, la realización frecuente de auditorías internas para detectar inconsistencias frente a la creciente fiscalización apunta a cobrar aun mayor relevancia entre las compañías peruanas. “Implica un costo, pero es más barato que asumir una multa”, advierte la asociada principal de Philippi Prietocarrizosa Ferrero DU & Uría, Silvia Rebaza.