La SIC concluyó que había más similitudes que diferencias entre las dos marcas confrontadas, por lo que impidió el registro.
Laura J. Claro se presentó ante la Superintendencia de Industria y Comercio con el fin de registrar la marca Laura Claro para distinguir servicios de la clase 41 de la Clasificación Internacional de Niza, los cuales son los comprendidos como servicios de entretenimiento; servicios de educación, formación, entre otros.
Luego de la solicitud, Claro S.A. presentó oposición ante la clase en cuestión con fundamento en los literales a) y h) del artículo 136 de la Decisión 486 de la Comisión de la Comunidad Andina.
Los representantes de Claro S.A. indicaron que, al ser líder en su sector, tiene un status de notoriedad que se mantiene. Además de esto, la marca solicitada es confundible debido a las semejanzas ortográficas y fonéticas, y por la coincidencia en los servicios que busca ofrecer. Aseguraron, además, que la reproducción del signo conlleva a “tomar ventaja de la reputación y el gran reconocimiento que ha adquirido la marca de mi representada en la industria de las telecomunicaciones”.
Agregaron que el tipo de letra dispuesto por la marca solicitada no es capaz de proporcionar suficiente distintividad entre los consumidores.
Laura J. Claro, representante legal de la marca solicitante, indicó que los signos no comparten el número de expresiones, ni la longitud, ni la secuencia vocálica ni consonántica. Asimismo, no comparten la tipografía, ni los colores, ni la ubicación de los elementos que componen los signos.
En cuanto al análisis comparativo, la SIC encontró que al observar los signos en conjunto se encontraban similitudes en los ámbitos conceptuales, ortográficos y fonéticos.
Finalmente, la SIC decidió negar el registro de la marca Laura Claro.
